Es la sala que contiene más piezas del museo, unas mil y todas de procedencias y épocas muy diversas. Cada una de las vitrinas presenta un tema diferente. En la entrada tenemos la sección de objetos de uso doméstico, como: molinillos de café, planchas, candiles y pequeñas esculturas de bronce que se utilizaban para decorar las esquinas interiores de las casas. En la sección de geología y de paleontología hay fósiles de más de 540 millones de años de antigüedad y dentro de este conjunto cabe destacar las cabezas de las esculturas femeninas de estilo modernista que coronaron durante años la cima del edificio del Casino Español de Rubí.
En la sala también están representadas culturas extranjeras. Una de las más espectaculares es la colección de esculturas procedentes del continente africano con tallas de ébano, utensilios para rituales religiosos, figuras que representan la unidad familiar, esculturas de guerreros y una máscara de la cultura Fang de Gabon (Guinea) traída por los Padres Blancos Misioneros.
La cultura nipona también está presente y nos deleitamos cuando vemos las figuras de ébano trabajadas al milímetro. Y unas esculturas y piezas magníficas de cerámica que nos trasladan a la cultura precolombina de Colombia, Perú y Costa Rica con más de seiscientos años de antigüedad. La sala cierra con una colección de imaginario e iconografía religiosa que nos recuerda la fe cristiana que se vivía en los hogares de nuestros abuelos.